Pocas cosas habrá que nos afecten tanto a todos como las leyes que regulan en materia laboral. Más concretamente, su cambio en un país que arrastra los modelos de una arcaica etapa dictatorial que se extinguiera hace ya casi cuarenta años debería mantenernos a todos alerta: Es decir, ¿quién sabe cuándo volveremos a verla reformada? ¿cuándo se podrán subsanar sus potenciales errores?
Bien, pues pocas cosas podían animarnos más a retomar el blog que disponer los análisis de esta reforma a cuantos estén interesados en informarse sobre ella. No vamos aquí a analizarla en profundidad (o al menos yo no voy a hacerlo) puesto que la recopilación incluye a auténticos expertos en la materia que saben acercarse fantásticamente al público general a la hora de divulgar, mas sí vamos antes a desmontar unos cuantos supuestos que parecen pulular en la opinión general:
-La legislación laboral es la principal causa del desempleo en España, y reformarla lo solucionará.
Falso. Es sin duda una de las causas, y hubiera sido extremadamente conveniente reformarla en tiempos de prosperidad, pero no puede escapársenos que ya el gobierno anterior estableció una medida drástica de choque que permitía encadenar indefinidamente contratos temporales y que el desempleo no ha hecho sino aumentar desde entonces. Puede que esa legislación laboral nos haya llevado en parte hasta aquí, y quizás un cambio acelere el proceso de recuperación de empleo cuando quiera que éste llegue, pero en absoluto es la causa última (ojalá la evidencia me demuestre equivocado).
-Disminuir la indemnización por despido aumenta el nivel de empleo.
Mitad falso, mitad verdadero. Veamos: Existe una magnitud de la que nos hemos cansado de oír hablar, que cuando crece consigue hacer que un mismo número de recursos produzcan más que lo que antes hicieran: la productividad. El hecho de que cada puesto de trabajo lo ocupe la persona más apta para ello y que no se mantengan figuras laborales que no aportan rentabilidad alguna aumenta, inmediatamente, susodicha productividad, y con ello la rentabilidad de contratar empleados (y, por cierto, en consecuencia también los salarios de éstos). Sin embargo, esta relación podría no darse tan abiertamente en épocas de recesión, cuando pocas empresas pueden aspirar a ser rentables y son pocos los empresarios que aspiran a contratar (agradecería que alguien me facilitase el enlace al estudio que hizo hace ya algún año la universidad de Barcelona al respecto).
-Nuestra legislación laboral es lo que nos diferencia de Alemania o de China a la hora de atraer industria al país y exportar productos al exterior.
Increíblemente falso. El sector que más depende de la legislación laboral es el sector servicios, que es el más complicado de exportar. Dicho de otra manera: Por baratos que salgan tus peluqueros, los franceses no van a venirse a España a cortarse el pelo, puesto que es peor el remedio que la enfermedad. Y es que el coste laboral no lo es todo: El tejido industrial del país es clave. Y aquí sí encontramos que España tiene un problema capital, puesto que su estructura dependía en exceso de un sector que, como bien sabemos, hoy no tiene esperanza alguna de prosperar.
También tiene, por cierto, y seguirá teniendo, un increíble número de empresarios cuyos criterios de contratación se distancian muchísimo de la rentabilidad y que se alimentan de un poder de negociación que es urgente que comience a escapar de sus manos.
Dicho esto, para todo el que quiera informarse, espero que disfrutéis de los análisis que más oportunos hemos encontrado:
La humilde conclusión que yo puedo extraer aquí es que la reforma laboral no es idónea de cara al largo plazo, ni óptima tampoco para la coyuntura actual y que, por encima de eso, debería ir acompañada de una serie de medidas que el ejecutivo ni quiere tomar... ni puede tomar, por todo el conglomerado europeo y la que tienen montada. Vamos, nada nuevo en el horizonte con los populares al frente. Y lo que nos queda...